Sánchez Gil se había inscrito en la prueba con la esperanza de superar su marca personal, establecida en 2013. Sin embargo, los cambios físicos relacionados con la edad y la fluctuación hormonal femenina hicieron que el entrenamiento fuera más difícil de lo previsto. "En lugar de una progresión constante, me enfrenté a continuos altibajos que me hicieron dudar si debía siquiera presentarme en la línea de salida", confesó la corredora.

A pesar de las dificultades, Sánchez Gil optó por cambiar su enfoque, aceptando que no se encontraba en su mejor momento y que los tiempos cambian. "Decidí adaptarme a la situación, asumiendo que no estaba en mi mejor momento y que los tiempos cambian", explicó.

En el día de la carrera, la atleta se enfrentó a momentos de flaqueza, pero su espíritu de lucha la impulsó a seguir adelante. Finalmente, cruzó la meta en 4 horas y 20 minutos, un resultado que consideró satisfactorio dadas las circunstancias.

"La gran lección que me llevo de este maratón es la importancia de no renunciar nunca, de mantener la esperanza y, sobre todo, de adaptarse al momento", reflexionó Sánchez Gil. "Este maratón me ha enseñado que la verdadera victoria reside en la resiliencia y en la capacidad de aceptar los cambios que la vida nos presenta, especialmente a nosotras, las mujeres, que enfrentamos desafíos físicos únicos en cada etapa".

La historia de Carmen Sánchez Gil es un ejemplo inspirador de cómo la perseverancia y la flexibilidad pueden llevarnos a superar obstáculos y alcanzar nuestras metas, incluso cuando las condiciones no son las ideales.