La ruta, de dificultad media baja y una extensión de 9 kilómetros ida y vuelta, ofreció un entorno natural espectacular y un clima ideal: un día soleado que acompañó cada paso del recorrido. Al llegar a la cascada, los participantes aprovecharon para descansar, compartir una conversación, disfrutar de un picnic y recargar energías.

Uno de los momentos más emocionantes de la jornada fue cuando varios compañeros y compañeras se animaron a realizar rápel, descendiendo de forma controlada mediante cuerda por las rocas cercanas a la cascada, demostrando espíritu aventurero y trabajo en equipo.

Este tipo de actividades refuerzan los lazos entre colegas, fomentan el bienestar y permiten reconectar con la naturaleza.

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